Sunday, February 03, 2013

¡YA CHOLE!


Artículo publicado en El Sur, el 5 de septiembre del 2006 

De manos de su vocero Gerardo Fernández Noroña, el ex candidato Andrés Manuel López Obrador tomó con desgano el fólder que contenía la nota de El Sur con la conocida frase que pronunció Zeferino Torreblanca para mostrar su fastidio hacia el Movimiento de Resistencia Civil Pacífica. En el campamento instalado en la plancha del Zócalo, sentado frente a una mesa de plástico y bajo una gran bandera nacional, el Peje leyó y soltó: “No se la va acabar”.
 
En el umbral de la calificación final que emita el día de hoy el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el PRD y sus socios comenzarán a repartir culpas si Felipe Calderón es declarado presidente electo…y el gobernador Torreblanca Galindo está en la mira.
 
“¡Que mala onda tú gobernador!” repiten los acampados en el corredor Reforma-Madero-Zócalo a los solidarios guerrerenses que tristes y agachados sólo atinan a responder: “Él está con nosotros, lo que pasa es que su función es gobernar” y otros nomás no se aguantaron y regresaron al estado para formar el Frente Patriótico Región Centro para declarar fuerte contra “las posturas ambiguas y blandengues”.
 
Y el camino rumbo a la Convención Nacional Democrática ofrecerá una vitrina ideal para las declaraciones que ventilen las posturas del mandatario y cuestionen su desapego a la causa lopezobradorista.
 
Por ello, el gobernador Zeferino Torreblanca enfrenta la disyuntiva de redefinir sus relaciones con el perredismo y terminar con posturas personales que recorren desde: “le voy, le fui y le seguiré yendo a Andrés Manuel” hasta declaraciones terminantes como el conocido “¡ya chole!” y el “que se callen y se pongan a trabajar”.
 
El dilema no es congraciarse y asistir a una de las asambleas informativas de los domingos con AMLO sino de replantear las relaciones entre el gobierno y el PRD que le permitan recrear el liderazgo que Zeferino tiene de las urnas y detener el paso de aquellos perredistas inconformes con el gobernador que prefieren un interinato.
 
El ingrediente de alejamiento y la frase “mi tarea es resolver los problemas de la gente” aviva los malos entendidos, informados y no magnificados por la prensa.
 
Por ello, a partir de la declaratoria de presidente electo --seguramente-- a favor de Felipe Calderón, Zeferino vivirá un espacio histórico como gobernante y no deberá caer en la tentación de acudir al socorrido cliché: “hay que acatar la resolución de la ley” que sólo revolucionará el alud de declaraciones en su contra.
 
Deberá comenzar una fina operación política que desamarre los rencores y ate las voluntades de la izquierda nacional y guerrerense, y asumir una posición desde una atalaya en la que promueva la unidad hacia adentro y hacia fuera del partido que lo postuló.
 
Porque la tarea de gobierno también es una tarea de diálogo político, Zeferino tendrá que buscar personalmente a los líderes de las tribus del PRD y operar, operar y operar.
 
Y hay con qué. En el PRD hay dos tendencias fundamentales: una dialogante, y la otra conflictiva y confrontante. No hay medias tintas ni cómodos grises. Hay que asumirse en una de estas vías y asumir en los hechos de que “soy perredista de corazón” para encontrar un espacio de crecimiento político en el PRD y gobernar con consensos.
 

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