Sunday, February 03, 2013

ACATLÁN EN SINGAPUR



Artículo publicado en El Sur, 6 de octubre del 2006



Durante las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que apenas culminaron en Singapur la semana pasada, el presidente del principal instrumento crediticio en el mundo, Paul Wolfowitz, pronunció las palabras de clausura y cerró su alocución con una poesía que una niña indígena de Acatlán le obsequió y recitó en una fugaz visita que realizó el funcionario extranjero el 27 de abril de este año.

Ahí, frente a jefes de Estado, ministros y diplomáticos de más de 180 países, Paul Wolfowitz recordó –en el último párrafo de su discurso—, que “cuando visité Guerrero, el estado más pobre de México, conocí niños que eran los primeros en sus familias que tenían la oportunidad de asistir a la escuela. Aún tengo presente las palabras de una niña que compartió con nosotros su sueño de salir de la pobreza y alcanzar un futuro más luminoso.  Recitando un poema en náhuatl, su idioma nativo, dijo:
 
“Quiero cambiar todo porque amo al labrador de la tierra y el sudor de su trabajo que enriquece mi tierra natal y siembra nuestro maíz, nuestros fríjoles y nuestras patatas”.
 
“Quiero cambiar todo, dijo, porque sueño con un mundo que aún no existe, donde quienes hornean el pan también puedan comerlo, donde el campesino se convierta en jardinero de la vida y no de la muerte”.
 
La niña que leyó aquellos versos que conmovieron a Paul Wolfowitz vive con sus padres en la comunidad de Acatlán, municipio de Chilapa y su nombre es Iridiana Alberto Felipe. Tiene 10 años y estudia en el armazón de un viejo autobús que sirve de aula de clases en la escuela primaria “15 de septiembre”.

Iridiana, junto con sus compañeros de escuela y maestros, cantaron y recitaron poemas al distinguido visitante que llegó en abril pasado al poblado de Acatlán en un helicóptero del Estado Mayor Presidencial, y nunca imaginó que sus palabras habían cautivado a uno de los hombres más influyentes de la Tierra por encabezar un organismo internacional que tiene la misión de acabar con la pobreza en el mundo.

Y tanto lo impactó que inmediatamente después de la visita a Acatlán, Paul Wolfowitz soltó el mismo día en la ciudad de Antigua, Guatemala, que México podría alcanzar tasas de crecimiento de hasta 7 por ciento del Producto Interno Bruto si combina voluntad política para ampliar los programas sociales con reformas estructurales.

“Creo que (el potencial de México para superar los retos sociales que enfrenta) es una cuestión de voluntad política”, dijo.

Y nuevamente, prendido de las palabras de aquella niña, dijo: “me impresionó una joven que repetía una y otra vez (en náhuatl) ‘quiero cambiar todo’, el punto es que esta gente, su comunidad, está orgullosa de lo que está haciendo y del hecho de que no están migrando”.

“Creo que hay muchos cambios que podrían pasar si esa gente tuviera una mejor educación”, apuntó el presidente del Banco Mundial en una entrevista con la agencia Notimex.

Hay una tendencia en todo el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo, de que el camino a la prosperidad es una cuestión de voluntad política y no sólo por el ejercicio de una administración eficiente, que generalmente le concede una mayor prioridad al ahorro presupuestal que a la visión de un gobierno socialmente comprometido con los más pobres.

Si en Guerrero nuestros funcionarios estatales tuvieran la sensibilidad que tienen muchos de nuestros visitantes el combate a la pobreza habría avanzado tramos mucho más largos.  En el caso de los funcionarios extranjeros se explica porque han vivido los dos polos del desarrollo, desde el nivel más alto hasta el más bajo, y eso los hace más receptivos.

Por ejemplo, el también ex funcionario del gobierno de Estados Unidos estuvo en una fábrica que funciona a base de robots en Nuevo León, antes de estar en un pequeño poblado de Metlatónoc, durante una gira de tres días que hizo por Nuevo León, Ciudad de México, Metlatónoc, Acatlán y el Ocotito… vaya contraste. 

Y el contraste se repite en Guerrero, pero con nuestros funcionarios. Ahí esta el caso de la flamante secretaria de Desarrollo Social, Gloria Sierra, que prefiere el café del VIP’s de la Gran Plaza que el café de olla que se sirven los campesinos antes de salir al campo. Y en el hecho mismo de que la involuntaria intervención de Acatlán en Singapur haya sido desapercibida por nuestros próceres.

En los últimos 25 años, más de 400 millones de personas en el mundo han escapado de la pobreza extrema, y hay especialistas que lo califican como el “cuarto de siglo más exitoso en la historia de la lucha contra la pobreza”.  Por ello, no permitamos que miles de guerrerenses como Iridiana sigan olvidados de nosotros, lejos de las miradas y viviendo al margen de una lucha que se está ganando poco a poco.
 


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