Artículo publicado en El Sur, el 8 de julio del 2006
Las oficinas del otrora poderoso PRI estatal lucen desiertas. Sólo un puñado de niños que brincan por sus pasillos irradian una felicidad que no comparten secretarias y asistentes que únicamente cumplen un horario y no esperan a ningún dirigente que llegue a levantarles el ánimo.
Y
no es para menos: El PRI en Guerrero perdió de todas todas. Los pronósticos
internos, alimentados por una “mítica” encuesta, hicieron caer a los líderes
estatales y candidatos en una confianza
suicida. Reyes Betancourt y Héctor
Vicario se sintieron ganadores con 12 y 30 puntos porcentuales respectivamente
y un “tsunami” les abrió los ojos de
la derrota.
Los
casos de Reyes y Vicario, candidatos a diputados federales, son
paradigmáticos. Los dos tenían una trayectoria
personal, que les granjeó apoyos políticos en cada uno de los municipios de sus
distritos, recursos para realizar una campaña intensa en medios y una presencia
natural a través de las estructuras tradicionales del PRI.
Los
analistas de café y de pasillo coinciden que el “efecto Peje” fue la diferencia. Pero hubo errores de campaña en el PRI que a mi juicio fueron factores
decisivos y que intentaré enumerar en los siguientes espacios.
Reyes Betancourt
Reconocido
médico gastroenterólogo, ex presidente municipal interino y ex diputado local,
tenía las fortalezas de campaña para aventajar numéricamente a su principal
contrincante, Carlos Sánchez Barrios; realizó una campaña intensa en la radio y
televisión, desplegó una campaña visual muy fuerte y movilizó una estructura en
tierra que aportó más de 37 mil votos.
¿Qué
errores cometió? Su equipo cayó en un exceso
de confianza por una encuesta patito que le dada 12 puntos de ventaja y
desdeñó la vital importancia de invertir en la movilización de la estructura el
día de la jornada electoral, pero en cambio privilegió la campaña de aire con
un bombardeo de más de 25 spots diarios al día.
No
tuvo un mensaje estratégico en su campaña basada en el empleo y la seguridad. La
única idea central que comunicó al final de la contienda se fundó en acreditar
las fortalezas personales del candidato del PRI y cerrar con la frase “no hay más que decir”. Y por tanto se
le olvidó dar mensajes finales para solicitar el voto.
En
Tierra, no desplegó brigadas de voluntarios que recorrieran casa por casa para
comunicar su campaña y organizar la movilización con una estructura eficiente
que ya tenía el PRI.
Uno
de los errores más graves fue el alejamiento entre las campañas de Ángel Aguirre
y Reyes Betancourt. El capital político del oriundo de
Ometepec y del presidente municipal Mario Moreno Arcos brilló por su ausencia y
no se conectaron los miles de votos y simpatizantes que ambos tenían a la
campaña de Reyes. Tenía todo para ganar y se confió.
Carlos Sánchez
Barrios
Ex
secretario de Planeación con René Juárez, aspirante por el PRI a gobernador y
fundador el Partido “Alianza por Guerrero”, triunfó con el PRD y su campaña es
un brillante ejemplo de esfuerzo y de visión estratégica.
Sánchez
Barrios hizo con pocos recursos exactamente lo contrario que su contrincante
Reyes: privilegió la campaña de tierra
(perifoneo, brigadas y voluntarios “casa
por casa”) sobre la campaña de aire
(sólo tuvo 5 spots diarios y una relativa campaña visual en postes y lonas).
El
también ex diputado sabía que haciendo una campaña organizada sólo por la
estructura del PRD municipal no tendría resultados, por lo que realizó primero un
mapa del distrito electoral 07 y localizó --punto por punto-- los lugares donde
tenía un capital político, una gestión, un beneficio otorgado, una visitada
personal, entre otros. A partir del
mapa, la agenda se concentró en aquellas secciones donde tenía un pequeño
capital y fueron los respectivos líderes y vecinos, y no el PRD, quienes organizaron las reuniones con el
candidato.
La
campaña se dividió en tres fases:
Primero, avisar por los medios escritos y electrónicos que Sánchez Barrios
estaba en campaña. 2. Su mensaje fue positivo y se enfocó en dar un mensaje de
fuerza, esperanza y dar apoyos a la gente, no obstante su dificultad física. Nunca habló en la radio porque esa era precisamente
su mayor debilidad y Reyes no la aprovechó.
Uso
intensivo del perifoneo y de las brigadas que recorrieron secciones electorales
para visitar por igual a priístas que a perredistas.
Por
último, se vinculó la imagen de Carlos Sánchez Barrios con la de Andrés Manuel
López Obrador.
Esas
fueron las razones de la derrota y el triunfo del PRI.
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