Wednesday, January 29, 2014

RENUNCIO



En solidaridad con Pioquinto Damián Huato

No dejo de preguntarme, ¿qué fue lo que dejamos de hacer para llegar al punto en el que nos encontramos? O más bien, ¿que hicimos para que nos envolviera la sensación de una profunda inseguridad? Si fuera por omisión o comisión, muchos somos corresponsables de la violencia que nos agobia y cual loza sobre nuestros lomos, me siento un condenado que vive día a día una sentencia sin fecha de liberación.

Todos somos culpables y sentenciados por el juez de la muerte. Y sólo esperamos el día que los sicarios nos coloquen en el paredón y nos fusilen, sin que nos llegue el indulto de un soberano que lo único que lo mueve son los tiempos electorales. Purgamos una pena de por vida por todos los errores que cometimos, por algo que hicimos o por algo que dejamos de hacer.  

Y en la prisión en la que nos encontramos, solo nos queda esperar encerrados que Dios ilumine a los gobernantes a tomar decisiones valientes y hagan su trabajo. ¿Podrán asumir las responsabilidades que se echaron a cuestas cuando les dimos los votos? ¿Serán capaces de fajarse los pantalones ahora que se encuentran en la comodidad del poder?

Pedirles que sí no pueden renuncien, suena hueco y sin sentido. Ningún político con hueso deja la chuleta por inepto. Por eso, es más fácil que yo renuncie a los ideales por un país en paz, y deje de pensar que es posible un futuro mejor en la podamos caminar tranquilos sin voltear sobre nuestros hombros.


Renuncio a soñar en un México libre de violencia, justo y promisorio. Y esperar sin remedio, a vivir encerrado el horror de la violencia.

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