GRAVITY

Vi Gravedad en contra de la opinión de varios que me dijeron que la película era aburrida y lenta. Aun así, me senté solito en la fila 5 de la sala y pasé noventa minutos fascinado por el silencio y la profundidad del espacio. Obviamente, salí con la satisfacción reflejada en el rostro y convencido de que sería ganadora de premios y reconocida en festivales de todo el orbe.

Para quienes no la han visto, solamente les diré que es la clásica lucha por la sobrevivencia en condiciones extremas. Pero hay detalles que la hacen única. Primero, es que la película se centra en mostrar los que perciben y sienten los personajes; nos pone en contacto con el miedo, la desesperación, la esperanza y la soledad.

El segundo aspecto a destacar de Gravity, es la abrumadora presencia del silencio. El silencio se oye en la película. Y la ausencia del sonido te permite admirar el reflejo de los ríos y los océanos, las montañas y el brillo de las ciudades en la noche.

Es una experiencia que no había sentido en muchas pelis que he visto y convierten literalmente al espectador, ósea yo, en un astronauta más, con una cámara que flota en el abismo del espacio.

Por todo esto, no es de sorprender que Gravity haya cosechado 10 nominaciones al Oscar, incluida Mejor Película y Director; además compite por Mejor Actriz -para Sandra Bullock-, Fotografía -para el también mexicano Emmanuel Lubezki, entre otras categorías técnicas.

Así es que el próximo domingo 2 de marzo, no importa que llueva o truene, ni que el mundo se acabe, voy a acomodarme en el mullido sillón de nuestro cuarto y disfrutaré la 86 edición de la entrega de premios.