Conocí a Bruno Plácido Valerio por
casualidad. Siendo todo un personaje al que todos quieren entrevistar, fue mi
esposa… ¡quien me lo presentó! Y así pude platicar con él y entenderlo. El líder
de los movimientos de autodefensa en el estado es un hombre con ideas claras y
sencillas, que ha puesto en jaque a los gobernantes.
Bruno repitió que primero había
que cambiar de actitud, cosa que me parece imposible pedírselos a los
gobernantes y políticos que sólo piensan en la lógica del poder, el
paternalismo y el interés de grupo. Y dejó claro el tema central de su lucha:
restituir los derechos colectivos de los ciudadanos y pensar en la comunidad.
De la droga dijo que era un
asunto de salud pública y que el problema viene cuando se pierden los valores y
los traficantes comienzan a secuestrar, extorsionar y matar. Y los seres
humanos no pueden ser humillados y perder la dignidad que es lo más importante.
¡Y cuanta tiene razón! No vivimos los tiempos de la esclavitud, pero así nos
sentimos todos. Sometidos por una minoría que nos gobierna y una minoría que
nos aniquila.
Por eso su lucha ha permeado tanto
entre los ciudadanos y la opinión pública. El movimiento de Bruno es legítimo y
punto. Y el Estado Mexicano debe escucharlo, respetarlo y entenderlo.
¡Y qué fácil es entenderlo! Si el
gobierno habla de coordinación entre los tres niveles de gobierno, las
autodefensas de Bruno se coordinan… ¡pero con el pueblo! Y juntos limpian los
territorios, blindan los pueblos y la vigilancia que realizan son las 24 horas
del día.
¡Caray…como me abrumó Bruno!
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