Terminé el 2013 con la salud
recuperada y comienzo el 2014 con los motores listos para construir el futuro
que quiero. Y lo primero que tengo en mente, es hacer algo distinto a lo que
hice el año pasado. Me explico: el plan que tenía en el 2013 tenía el objetivo
de trabajar. ¡Y vaya que lo logré! Trabajé todos los días, incluso los fines de
semana. Me esforcé y cumplí con los compromisos de trabajo que me asignaron. 2013
fue un año de trabajo, y un año dedicado a la salud.
Ahora, voy a cambiar el enfoque. Tampoco se trata que tenga que
dejar de trabajar, porque es consustancial a mi propia existencia. La idea es
concentrarme en los resultados, en visualizar los frutos del trabajo y
alcanzarlos con el día a día. Para ello, tengo algunas premisas que quiero
compartir con ustedes.
El trabajo individual no basta. Me he demostrado que puedo trabajar
horas y horas. La noche suele ser mi fiel acompañante en la construcción de
cientos de documentos de trabajo. Sin embargo, también he comprobado que se
puede hacer cosas en menos tiempo y en equipo se hacen maravillas.
Dejar de estudiar y empezar a aprender. Desde siempre, estudio. Por
mi vista pasan cientos de textos de diversos temas. Soy un buen lector y nunca
he parado de leer ni estudiar. Sin embargo, también he descubierto que no hace
falta estudiar más. Lo que se trata es aprender, que significa atrapar,
interpretar, reflexionar y tomar conciencia de lo que debes hacer distinto.
Vivir la vida. La vida no la tenemos comprada. Y me quedo con una
frase del Dalai Lama: “Solo existen dos días en el año en los que nada puede
ser hecho. Uno se llama ayer y el otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día
ideal para amar, creer, hacer y principalmente… vivir“.
Bueno, esas son mis premisas para
este 2014. ¿Y cuáles son las tuyas?
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