El gobernador Ángel Aguirre
Rivero dará el tercer informe de su gobierno en medio de los momentos más
complicados y difíciles en la historia reciente de Guerrero. Son tantos los
problemas que ha tenido el estado, que el logro más importante que podrá
presumir es como evitó que Guerrero cayera en una espiral de ingobernabilidad.
Con todo lo que ha pasado,
podemos decir dos palabras: Hay gobierno. Y el mandatario ha luchado contra
viento y marea para enderezar el barco golpeado por la tragedia que significó
los huracanes Manuel e Ingrid y ahora el sismo de 7.2 grados del pasado 18 de
abril, que borraron del mapa carreteras, caminos rurales, viviendas, pueblos,
presas, puentes, familias…y párale de contar.
Los dos hechos naturales, sin
incluir el desafío de la seguridad, cambiaron en 180 grados la agenda que tenía
Ángel Aguirre al inicio de su administración. Y volvió a empezar de nuevo, más
bien, Guerrero volvió a empezar de cero. Aunque el presidente Peña Nieto haya
extendido los brazos de ayuda del gobierno federal con el Plan Nuevo Guerrero,
al gobernador le ha tocado bailar con la más fea.
En cada uno de los recorridos que
hace el gobernador por el estado, la gente le hace pedidos individuales o
colectivos de socorro, negocia con inconformes, llega a acuerdo con presidentes
municipales, dialoga con grupos sociales y maestros…bueno hasta con jueces que
paralizaron al Poder Judicial del Estado. Ojalá que estos aspectos de gobierno
también se comuniquen a los guerrerenses.
El gobernador Aguirre Rivero tiene
el reto de poner a Guerrero mejor de cómo estaba, y creo que sí lo puede lograr
si todos colaboramos con él, no le ponemos piedritas en el camino, y ponemos por
delante el interés superior del estado. ¿Estamos?
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