Sunday, December 01, 2013

SHOCK


Tengo la costumbre de iniciar cada mañana con la lectura rápida de los periódicos, y no saben la impresión que me causó leer que un individuo acusaba al alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, de haber matado de un escopetazo al líder Arturo Hernández Cardona. Y entendería la alarma con la que se despertó el edil aquella mañana. A su celular entraron, una tras otra, llamadas de quienes habían leído esa noticia. Sólo una palabra puede describir lo que sintieron familia, colaboradores y amigos: shock.

Sin embargo, horas después de la grave acusación, el propio presidente municipal declaró que no leyó la nota, ni tuvo tiempo de revisar los periódicos. Y que al tal Nicolás Mendoza Villa, superviviente del secuestro cometido la noche del 30 de mayo en contra de ocho integrantes de la organización llamada Unidad Popular… ¡no lo conocía!  Simplemente, no me explico que así reaccione un hombre que acaba de recibir la peor imputación de su vida: acabar la vida de otro por su propia mano.

Que alguien te diga que le diste un escopetazo en la cara y otro en el pecho a una persona, que con la mano sosteniendo una cerveza digas que te vas a dar el gusto de matar, es algo fuerte, fortísimo.  Nadie que se sienta inocente puede aceptar una acusación directa. Algo así, hace que se pierda la confianza…hasta de los propios amigos. Y cuantimás de una sociedad que lo eligió para encabezar los destinos de un pueblo.

Eso sí, las gravísimas sospechas que pesan sobre la humanidad de José Luis son reales. Son tema recurrente de las mesas de café, y en las sobremesas de las familias de Iguala. Sobre el cadalso social está la cabeza del alcalde. Y el único que tiene que defender su honorabilidad, o lo que queda de ella, es el propio munícipe con relación a estos aberrantes crímenes.

En las democracias consolidadas, es práctica común que los funcionarios renuncien a los cargos que ostentan para enfrentar acusaciones de la magnitud de Nicolás Mendoza y defender la dignidad moral…pero acabo de recordar… que estamos en Guerrero.


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