Friday, September 13, 2013

BICENTENARIO II



Si un puñado en hombres, inspirados por Morelos, logró construir en 1813 una nueva nación en días, nosotros tenemos todo…para transformar a sociedad, instituciones y recursos naturales. ¡No hay pretextos! ¡No permitamos… que el ruido de nuestras diferencias,  prejuicios y confrontaciones, apaguen la energía social que juntos podemos lograr, para transformar a sociedad, instituciones y aprovechar mejor nuestros recursos naturales!

¡No nos sentemos a contemplar el horror de la violencia! ¡Ni esperemos a que nuestra biodiversidad se pierda para siempre! ¡A que pobreza y la desigualdad sigan siendo parte de la normalidad! ¡Actuemos juntos, cambiemos, renovemos nuestro compromiso y construyamos desde abajo, comunidades, sociedad, partidos y gobierno, un pacto guerrerense que emancipe a nuestro estado! 

Vivimos el momento, no hay otro. Tenemos la oportunidad histórica de acelerar la construcción de una sociedad más igualitaria, vigorosa, participativa y democrática, de construir instituciones transformadas por la eficiencia, la transparencia y la honestidad, y de recuperar los recursos naturales que ya hemos perdido, de conservar los que todavía tenemos con respeto y trabajando con las comunidades y la sociedad.

Los Sentimientos de la Nación, no solo son un documento histórico, que obligadamente cada 13 de septiembre hay que leer. Son fuente de inspiración para preguntarnos: ¿cómo le damos vigencia en el complicado y cambiante mundo de hoy? Hoy, la independencia es democracia y la igualdad es equidad.

1.       El reto es la igualdad, que hoy a doscientos años, sigue siendo una tarea inacabada. La igualdad de oportunidades es el reto que tenemos como sociedad y gobierno. El de generar y movilizar más recursos a los que menos tienen. Igualdad significa generar una democracia efectiva, en lo electoral, en lo político y en lo social. Igualdad, en la que nos reconozcamos como mexicanas y mexicanos unidos por un objetivo común: el bienestar de la nación y de nuestro estado.

Que todos los pueblos, no importan lo alejados o cercanos que estén, se sientan protegidos por las instituciones…no aislados ni temerosos. Que los jóvenes reciban una educación de calidad, igualitaria y revolucionaria, no importa si se trata de una escuela en la Sierra, en la Montaña o en Acapulco, digámosle no a una educación que reproduzca la desigualdad. Que las mujeres ganen el mismo salario que los hombres por el mismo trabajo y vivan sin violencia, ni discriminación.

2.       El reto es la soberanía, que dejó de significar el no obedecer a otras naciones, sino que nuestra voz sea escuchada por todos los países e interactuar hábilmente con el exterior para aprovechar mejor las oportunidades que existen en cada rincón del planeta, pero también representa la soberanía del individuo, que incluye los derechos humanos y las libertades fundamentales de cada persona.

3.       El reto… es la división de poderes, de cómo fortalecemos el sistema de pesos y contrapesos. Recordemos que un mal funcionario, lo es y lo hace porque puede hacerlo impunemente. No olvidemos que los poderes públicos y niveles de gobierno tienen atribuciones limitadas y depende de los otros para poder funcionar. Construyamos un sistema eficaz de pesos y contrapesos que nos obligue a todos a cooperar y a funcionar armónicamente.

4.       El reto… es un gobierno liberal, que respete y haga respetar la ley, que promueva la equidad y la justicia social, que anteponga la libertad individual a la decisión gubernamental. Un régimen que ayude a los ciudadanos a desarrollarse sin limitaciones ni cortapisas, porque son el motor de la prosperidad.

 5.       El reto… es eliminar la esclavitud, tortura y el tributo a los indígenas. Hoy, existen nuevas formas de sometimiento indignante y reales: la esclavitud por el trabajo infantil ilegal, la explotación sexual y la esclavitud de la delincuencia que mantiene secuestrada a toda una sociedad. Existen personas que trabajan y no les pagan, sometidas por nuevas formas de explotación laboral que no podemos seguir tolerando.
 
El impuesto que sí debemos eliminar es el de la pobreza, la pobreza que se impone en todas sus formas: la alimentaria, la de capacidades y la de patrimonio. La pobreza no la debemos atacar con conmiseración ni con dadivas y despensas. La debemos erradicar con empleos, educación, salud y oportunidades.
 
Si ellos lograron lo que hicieron, hace doscientos años, guiados por los principios y valores de un extraordinario hombre que desdeñó que lo llamaran Alteza Serenísima y prefirió que sólo lo llamaran el Siervo de la Nación, en un acto de extraordinaria humildad y congruencia con su apostolado… ¡Nosotros también podremos!

 

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