Desde mediados del 2012, PRD, PRI, PAN y PVEM delinearon una
serie de acciones conjuntas para impulsar en el 2013. En la mesa de discusión,
los partidos coincidieron que en México el Estado Mexicano había perdido la rectoría
en la educación, porque nada se hacía en materia educativa sino se consultaba
primero con Elba Esther Gordillo. De ahí nació la reforma educativa que tiene
como eje la recuperación del control para mejorar la calidad de la educación.
En Guerrero, la pérdida del control fue más profunda porque
las autoridades educativas cedieron en concesión muchas decisiones al SNTE y a la
CETEG. Las dos poderosas fuerzas gremiales pactaron con el gobierno repartir
todo, mita y mita, para que la fiesta siguiera en paz. Antes de la reforma
educativa, las plazas de base y los cargos directivos y de supervisión estaban bajo
control gremial y político, y la evaluación no existía, todo en detrimento de
la calidad educativa e injusto porque Guerrero es el estado más pobre del país.
Ahora que el movimiento magisterial puso a trabajar a los
diputados locales, hay que construir acuerdos para que se apruebe una vigorosa
Ley de Educación con las mejores aportaciones del Movimiento Popular
Guerrerense como es el de garantizar la gratuidad de la educación pública,
transparentar la asignación de las plazas de base a los egresados y un plan
emergente de construcción de escuelas.
Aquí en este conflicto, no se trata de que unos
ganen y otro pierdan, sino que todos ganen, gobierno, congreso, CETEG, partidos,
pero por encima de todo que ganen los niños y jóvenes, y termine un conflicto
que veo que se está desbordando.
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