Armando Añorve Perea tenía la
instrucción de hacerlo pasar inmediatamente al despacho del gobernador, en
cuanto lo viera llegar. Y así fue. Llegó Florentino Cruz Ramírez sin saludar a
nadie, con el ceño fruncido y portando un folder, que todos los que integran el
primer círculo del poder estatal sabían lo que contenía: La renuncia con
carácter de irrevocable al cargo de secretario general de gobierno.
Y no venía sólo. Lo acompañaba
Oscar Chávez Rendón, subsecretario, que solidario con su jefe también venía con
su renuncia. Ya adentro con Ángel Aguirre, el todavía secretario le pidió amablemente
que aceptara la dimisión porque sentía que no contaba con su confianza. El
gobernador, sereno y directo, le expresó sus respetos y rechazó que le haya
perdido confianza.
Tan rápido como empezó, terminó
la conversación con una expresión de Ángel Aguirre: “piénsalo y nos vemos en dos días”. Sin embargo, Cruz Ramírez
compartió después las razones de su dimisión con sus más cercanos
colaboradores, quienes llevaron los argumentos a las redacciones de El Sur y La
Jornada, cerrando con ello las posibilidades para un nuevo encuentro con el Ejecutivo.
Florentino Cruz Ramírez tendrá razones
para renunciar y el gobernador también las tendrá para aceptarla o no. ¿Y las
razones de nosotros?, la de los ciudadanos ¿que no cuentan? La sociedad se queda
con un mal sabor de boca, cuando los servidores públicos, aduciendo cuales
quiera de las razones, máxime cuando les corresponde llevar el timonel, abandonan
el barco en medio de una tempestad.
¿Con que cara saldrá el ex rector
de la UAG con los productores de maíz, ganaderos y pescadores, que se dicen
afectados por los daños ocasionados por la operación de una hidroeléctrica en
la presa El Gallo, y que esperan que Florentino les gestione la indemnización pactada
en un compromiso que está firmado por las partes? Apuesto que ni los va a
pelar.
¿Cómo sentirá Florentino que el
Ejecutivo no envíe en una semana al congreso local la iniciativa de creación de
las policías rurales, que adelantó siendo responsable de la política interna de
la entidad? ¿No sentirá gacho?
El tema de la renuncia, revela por
sí solo, que las instituciones del gobierno estatal siguen siendo débiles, sin
mecanismos legales y políticos que eviten las interferencias en la conducción
de las responsabilidades públicas y la descoordinación de las secretarias de
despacho. Los problemas inherentes a la dirección del poder, no pueden estar sujetos
únicamente a la voluntad del gobernante, ni en el capricho o humor de los
funcionarios que la integran.
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