Sunday, July 21, 2013

ÉXODO

Familias enteras de Guerrero se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de sus hogares por miedo a situaciones de violencia o por sufrir la violencia de manera directa. Por desgracia, es un fenómeno que crece en Guerrero y una realidad que no se puede tapar con un dedo. Los medios dan cuenta de estos desplazamientos cuando ocurren en masa, pero en la mayoría de los casos, ocurre a cuentagotas. Así, familias completas toman la decisión de salir en secreto sin que nadie pueda seguirles los pasos.
 
Las familias que se desplazan han dejado pueblos enteros sin actividad comercial, agrícola y ganadera ante las continuas extorsiones, secuestros, homicidios y balaceras. Ninguna región del estado se salva: Tierra Caliente, Costa Chica y Grande, Acapulco, Norte, Centro y Montaña. Sólo hay que darse una vuelta por el censo de población del INEGI y descubrir, por ejemplo, que en el municipio de Zirándaro, en la Tierra Caliente, había 18,813 habitantes y en el 2005 tenía 20,053… ¡ósea mil 240 menos!
 
 
En ningún negocio de Ciudad Altamirano, Teloloapan, Iguala y Acapulco ves a los dueños… sólo están los dependientes que se la pasan con el Jesús en la boca. Y es que no pueden estar allí. Sería suicida hacerlo. Los únicos patrones que encuentras son los que tienen misceláneas, puestos y talleres, y ya son un blanco cotidiano de los malosos. Pareciera que sólo hay una salida: huir y desaparecer.  
 
Así lo pudimos comprobar al visitar Papanoa, un pequeño poblado turístico de la Costa Grande. Nos cuentan que sólo quedan 600 de cinco mil cien habitantes que tenía. Existen 226 casas abandonadas y más del 50 por ciento de negocios están cerrados por la inseguridad. ¿Porque creen que las autodefensas y los comunitarios están de moda?
 
De nada sirve que las autoridades minimicen una realidad que está allí. Tiene razón el secretario de Desarrollo Económico estatal, Enrique Castro Soto, cuando descartó que exista un cierre masivo de negocios. Las tiendas cierran sus cortinas poco a poco y no se nota. Un día te das cuenta que ya no abrió la señora que vendía zapatos por catálogo. Que la pollería no aguantó más y dejó a sus clientes colgados de la brocha.  Y así todos los días.
 
Da pena ajena que el gobierno estatal diga que el motivo que generó el desplazamiento de familias de las comunidades de El Cubo, el Terrero y el Guayabo, todas de San Miguel Totolapan, no fue un hecho violento, sino a la propagación de un rumor por un ataque armado, cuando finalmente lo que nos habla de la gravedad de la noticia… ¡es que existan desplazados!
 
Mientras tanto, hay una mayoría que no se deja vencer y abre sus tiendas, acude a trabajar y sale al campo a sembrar. Son los héroes anónimos que luchan por sus familias, que no los domina el miedo y han encontrado modos para protegerse y continuar con sus actividades. A todos ellos mis respeto y admiración. A quienes se han desplazado, vaya mi solidaridad y comprensión.
 

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