David Jiménez Rumbo y Víctor
Aguirre Alcaide no tienen ni cómo ayudarles. Primero dicen y hacen lo que un
instante después negaron. Cada uno, por su lado, quiso justificarse ante un
público que supo por labios del ex senador, según él, que “el PRD no lucha por
lesbianas, homosexuales, ni abortistas” y que el otro festejó su cumpleaños a
lo grande… que terminó en barandilla.
No me detengo a enjuiciar los
errores humanos que cometieron, sino como intentaron defenderse para salir del
atolladero en la que se metieron, ¿creen que nos pueden engañar? Sus
justificaciones sólo revelaron que ambos son parte de una clase política
agónica, que pronto tiene desplazada por una nueva generación que actúe y
piense distinto.
Si queremos que Guerrero cambie,
necesitamos para empezar, líderes responsables, que actúen con ética, que los
mueva el interés popular y no la utilidad individual. Al político de hoy, se le
califica por los resultados que generan, y no por el número de jaripeos que
encabezan.
El día que surja, y espero que lo
haga pronto, un nuevo tipo de sociedad y de políticos, comenzará a construirse
un estado muy diferente al que hoy tenemos, en el que, como diría Florencio
Salazar Adame, somos primero en todo lo malo y los últimos en todo lo bueno.
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