Antes de terminar su gestión, los
ahora ex consejeros del Instituto de Transparencia del Estado de Guerrero se
auto asignaron jugosos bonos de un millón de pesos cada uno. ¿Y porque lo
hacen? Simplemente, porque nadie les dice nada.
Al DIF Guerrero se le echaron a
perder cientos de despensas destinadas a los damnificados de la tormenta
Manuel. Y otra vez ¿Por qué pasó esto? Muy fácil, porque nadie supo nada…hasta
que se metieron a la fuerza a los patios de la institución y lo descubrieron
todo.
Un trabajador del Congreso se
atreve a festejar con una pachanga su cumpleaños en el recinto en la que los
diputados sesionan. ¿Y? Pues que al muy campante nadie le dijo nada.
¿Nos vamos a conformar con el
dicho aquel de que en Guerrero no pasa nada?
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