El gobernador Ángel Aguirre
Rivero carga la cruz de su propio viacrucis, forzado por la intransigencia del
movimiento disidente magisterial, a consecuencia de una reforma constitucional
federal, aprobada por las dos terceras partes del Congreso de la Unión, y que prácticamente
le quitaría el poder a la CETEG de seguir negociando plazas y cargos
educativos.
La CETEG, en pocas palabras,
lucha por sobrevivir. Y el gobernador y sus discípulos pelean por recuperar la maltrecha
imagen del estado, carcomida por la inseguridad y la violencia. ¿Se imaginan
como hubieran crucificado al gobernador si hubiese desalojado a toletazos el
bloqueo a la Autopista del Sol, en plena Semana Santa?
Sólo por esta razón, Aguirre
Rivero prefirió cargar la cruz y sufrir la primera caída, al no autorizar el
uso legítimo de la fuerza pública, contra los docentes que cortaron por ocho
horas la circulación de la primera arteria del estado, y fue condenado por el
Poncio Pilato de la opinión pública, sociedad y redes sociales.
¡Y esto apenas comienza! Viene
ahora, los términos de la minuta de acuerdos entre la CETEG y el Gobierno del
Estado pactados el domingo pasado, y las acciones que veremos en los próximos días
para superar la etapa de confrontación y construir las nuevas formas de
relación entre docentes y autoridades educativas, y en la que ambos, se toparán
con los límites que le impondrán los recientemente reformados artículos 3 y 73
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y que por cierto, podemos
consultar en el Diario Oficial de la Federación, para acabar con el profundo
desconocimiento y franca ignorancia que existe, en el siguiente enlace:
Y como la Semana Santa termina
con la resurrección, es indispensable construir una nueva relación entre
docentes, gremios y autoridades. Los primeros tienen una misión: educar. Los
segundos, a la defensa del salario digno y prestaciones. Los terceros a vigilar
el cumplimiento de la ley.
De todos modos, mi duda persiste.
¿CETEG, SNTE, y gobierno estatal, estarán dispuestos a terminar con los
gloriosos tiempos de repartir a discreción horas, plazas, direcciones, subdirecciones,
supervisiones y jefaturas de sector?
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