GANAR SIN PRETEXTOS O PERDER CON PRETEXTOS
En el PRI las candidaturas al senado, diputados federales y locales, y presidencias municipales en Guerrero saldrán entre los más capaces, los más aceptados por el pueblo y sean factores de unidad, ya no saldrán de los compadrazgos ni de los recomendados.
Primero: ¿De dónde saldrán los más capaces, los más queridos por el pueblo, los sinónimos de unidad?...porque hay que reconocer que el PRI ha sido el embudo de intereses mezclados cuya fuerza centrífuga arroja a las orillas a muchos que ya están fuera del Partido (Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Ángel Aguirre).
El PRI tiene que cambiar para que no lo sigan cambiando, y tiene que empezar con darle vida a los cuerpos colegiados que los estatutos señalan. El propio CDE es un cuerpo colegiado cerrado y a la expectativa de lo que su dirigente acordó con las cabezas políticas.
El PRI tiene el reto de construir en la cabeza un candidato a la presidencia de la República ganador y comprometido con todos. Y generar desde allá arriba, del PRI nacional, una espiral (línea) que aterrice en el estado para ir construyendo candidatos, que sean capaces de sumar a las corrientes internas (simpatizantes y dirigentes) y externas (ciudadanos y grupos organizados).
Los espacios para reconocer aptitudes, debilidades y fortalezas, posicionamientos, tienen que ser, no las cabezas de los grupos, sino el CEN (con los aspirantes), el CDE (con los aspirantes), el Consejo Político Estatal y los consejos políticos municipales. Y vaya tarea que tienen encima. Por eso, la actual dirigencia, tiene el reto frente a todos nosotros, de generar las condiciones para permear en el ánimo de los militantes y dirigentes un escenario de fraternidad y unidad política para que las tareas partidistas que se avecinen sean mejor llevaderas.
Los tiempos en los que se reunían los próceres y decidían por ti…!DEBE ACABAR! …no se trata de decir: ¡Tú ya perdiste, ahora me toca! Ni de repartirse el estado en pedazos, en cuotas. No se trata de poner a un lado a los derrotados, y al otro, a los triunfadores, por la sencilla razón de que si perdimos una elección y somos priistas, entonces perdimos todos.
Segundo: El PRI está en la disyuntiva: hacer a un lado los intereses de grupo y pensar en el interés supremo de ganar la elección del 2012. Y no hay nada que interfiera en lograrlo, salvo nosotros mismos y nuestras pendejadas, porque ya no somos iguales que hace cinco años, ni hace diez. Hay que terminar con los pretextos y poner a los mejores, no importa si me cae gordo o me cae bien. Si gana, vamos a apoyarlo todos. El triunfo será de todos priistas y ciudadanos, y ya no de los figueroas, ni de los añorvistas, ni de los astudillistas, ni de los vicaristas, menos de los alvaristas (perdón por haberme incluido) que por cierto, todos son mis amigos.
Primero: ¿De dónde saldrán los más capaces, los más queridos por el pueblo, los sinónimos de unidad?...porque hay que reconocer que el PRI ha sido el embudo de intereses mezclados cuya fuerza centrífuga arroja a las orillas a muchos que ya están fuera del Partido (Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Ángel Aguirre).
El PRI tiene que cambiar para que no lo sigan cambiando, y tiene que empezar con darle vida a los cuerpos colegiados que los estatutos señalan. El propio CDE es un cuerpo colegiado cerrado y a la expectativa de lo que su dirigente acordó con las cabezas políticas.
El PRI tiene el reto de construir en la cabeza un candidato a la presidencia de la República ganador y comprometido con todos. Y generar desde allá arriba, del PRI nacional, una espiral (línea) que aterrice en el estado para ir construyendo candidatos, que sean capaces de sumar a las corrientes internas (simpatizantes y dirigentes) y externas (ciudadanos y grupos organizados).
Los espacios para reconocer aptitudes, debilidades y fortalezas, posicionamientos, tienen que ser, no las cabezas de los grupos, sino el CEN (con los aspirantes), el CDE (con los aspirantes), el Consejo Político Estatal y los consejos políticos municipales. Y vaya tarea que tienen encima. Por eso, la actual dirigencia, tiene el reto frente a todos nosotros, de generar las condiciones para permear en el ánimo de los militantes y dirigentes un escenario de fraternidad y unidad política para que las tareas partidistas que se avecinen sean mejor llevaderas.
Los tiempos en los que se reunían los próceres y decidían por ti…!DEBE ACABAR! …no se trata de decir: ¡Tú ya perdiste, ahora me toca! Ni de repartirse el estado en pedazos, en cuotas. No se trata de poner a un lado a los derrotados, y al otro, a los triunfadores, por la sencilla razón de que si perdimos una elección y somos priistas, entonces perdimos todos.
Segundo: El PRI está en la disyuntiva: hacer a un lado los intereses de grupo y pensar en el interés supremo de ganar la elección del 2012. Y no hay nada que interfiera en lograrlo, salvo nosotros mismos y nuestras pendejadas, porque ya no somos iguales que hace cinco años, ni hace diez. Hay que terminar con los pretextos y poner a los mejores, no importa si me cae gordo o me cae bien. Si gana, vamos a apoyarlo todos. El triunfo será de todos priistas y ciudadanos, y ya no de los figueroas, ni de los añorvistas, ni de los astudillistas, ni de los vicaristas, menos de los alvaristas (perdón por haberme incluido) que por cierto, todos son mis amigos.
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