EL SACO DEL PRI DE GUERRERO
Mi nota “Hay que resetear al PRI” afloró sentimientos y el orgullo por la camiseta. Horacio Barquín y Héctor Martínez, son la voz de miles de priistas, defienden el valor de la lealtad y los mueve una convicción muy fuerte de no olvidar las traiciones…y tienen razón.
Pero también Ángel Aguirre se dijo traicionado cuando expresó en su renuncia que “la lealtad es un concepto reciproco”… y la decisión que tomó, cuarteó al Partido… y perdimos: Miles de priistas votaron por Manuel Añorve…y miles de priistas votaron por Ángel Aguirre. ¿Si o no?
La cuarteadura fue tal…que dividió familias, alejó amigos e incubó resentimientos.
¿Es justo que sigamos cuarteando al PRI?...así como cuando Leocadio Ávila y Miguel Cantoran encontraron cerradas las oficinas del PRI de Chilapa, justo el día que tendrían que haber entregado las planillas de candidatos a consejeros políticos.
Que sigamos haciéndole al ensarapado cuando Efrén Leyva únicamente notificó a Humberto Moreira del inicio del proceso de elección de los consejeros políticos municipales y no compartió al Consejo Político Estatal de una decisión trascendental.
Que actuemos con el hígado, tal y como lo vimos, en el caso de Coyuca de Benítez cuando se consensó una planilla de “unidad” que puso fuera a priistas, sólo porque se pasaron al otro lado.
Oxigenar al PRI, olvidar viejos modelos y reestructurar al Comité Directivo Estatal son tareas congruentes con un mandato que viene de Humberto Moreira y Enrique Peña Nieto: “consolidar la unidad con militancia y candidatos”.
Confeccionemos un saco que le quede a una dirigencia que promueva la reunión de todos los priistas, añorvistas y aguirristas. Un saco que le quede a una dirigencia que tenga en su mente y en su corazón una sola prioridad: volver a ganar elecciones con la unidad de todos.
Recordemos que en Guerrero ganó un candidato que era priista… ¡y perdió el PRI! …Seríamos muy pendejos si volvemos a equivocarnos de la misma manera.